¿Cuál es la historia de la sirena del río Guatapurí de Valledupar? Todo comenzó un Jueves Santo
El monumento de la sirena fue instalado en 1994 en el balneario Hurtado, y fue diseñado por el maestro Jorge Maestre.

Sirena del río Guatapurí de Valledupar.
Foto: Colprensa
Por estos días, la ciudad de Valledupar, capital del Cesar, se prepara para la llegada de miles de turistas de todas partes del país, e incluso, del extranjero. Muchos de ellos llegan a disfrutar de unos días de descanso durante la Semana Santa, asistiendo a eventos religiosos y visitando sus atractivos turísticos.
Posteriormente, los amantes del vallenato se darán cita en esta ciudad para disfrutar de la edición número 58 del Festival de la Leyenda Vallenata, uno de los eventos culturales más importantes del país.
Los visitantes de Valledupar se ven atraídos por múltiples sitios turísticos con riqueza histórica. Uno de los más importantes es el balneario Hurtado, en el río Guatapurí, a donde acuden los visitantes para disfrutar de sus aguas cristalinas.
Durante los fines de semana y temporadas festivas, el sitio recibe a familias, turistas y jóvenes que disfrutan de sus aguas y del paisaje natural que lo rodea, convirtiéndolo en un espacio fundamental dentro de la vida social y turística de la capital del Cesar.
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Algo característico de este lugar es la estatua de la sirena, la cual se ha convertido en un símbolo de la identidad cultural de la región y un punto de referencia para propios y visitantes.
¿Qué significa la estatua de la sirena en Valledupar?
Colombia es un país en el que abundan los mitos y leyendas que han trascendido de generación en generación. Uno de ellos es el de la sirena del río Guatapurí.
Cuenta la historia que un Jueves Santo, una bella joven llamada Rosario Arciniegas, que vivía en el barrio Cañaguate, de Valledupar, decidió desobedecer a sus padres, luego de que le prohibieran ir a bañarse en el río.
En esa época, nadar en el río Guatapurí durante la Semana Santa, era considerado un pecado grave, pues la tradición decía que era un día sagrado, que se debía destinar a la oración y a la espiritualidad.
Pese al aviso de sus padres, la joven salió de su casa para sentarse en la orilla del río, pero ante la inclemencia del calor y la belleza de las cristalinas aguas del Guatapurí, se desnudó y se tiró de cabeza desde unas rocas.
Sin embargo, minutos después las aguas se habrían puesto turbulentas y la joven comenzó a sentir una sensación extraña en sus piernas, quedando sorprendida al darse cuenta de que le habría salido una gran cola de pescado.
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La familia de Rosario Arciniegas, preocupada por su ausencia, salió a buscarla al río, búsqueda a la cual se unieron varios habitantes de la zona, pero no la encontraron. La gente pensó que se había ahogado.
No obstante, en la mañana del día siguiente, Viernes Santo, se escucharon algunos gritos y lamentos en el río, cuando de repente los testigos vieron a una sirena posada en una de las rocas más altas: tenía la cara y medio cuerpo de Rosario, mientras que el resto de cuerpo era de pescado. Allí nació la leyenda de la sirena del Guatapurí.
El monumento de la sirena fue instalado en 1994 en el balneario Hurtado, para rendirle homenaje a la mencionada leyenda. Se trata de una estatua diseñada por el maestro Jorge Maestre, hecha en fibra de vidrio y que cuenta con dos metros de ancho por cuatro de alto.
Fuente: Sistema Integrado Digital
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