Municipios colombianos adoptan estrategia para manejo de residuos ante crisis de rellenos sanitarios
Hogares colombianos transforman sus desechos en abono con un sistema simple que reduce basura, olores e impacto ambiental.
Por:
Alejandra Rubio
Varios municipios han comenzado a implementar campañas de compostaje giratorio como solución para el manejo de residuos orgánicos
Foto: Cortesía Organización Hábitat Compostaje
En respuesta al colapso progresivo de los rellenos sanitarios en Colombia, varios municipios han comenzado a implementar campañas de compostaje giratorio como solución para el manejo de residuos orgánicos.
Esta estrategia, promovida por entidades locales y la organización Hábitat Compostaje, ha sido adoptada en lugares como Anzá, Entrerríos, Subachoque, Santa Fe de Antioquia, Tunja, Sogamoso y la localidad de Kennedy en Bogotá.
El compostaje giratorio es un método que emplea un recipiente cerrado con un mecanismo que permite girarlo regularmente.
Este proceso garantiza una adecuada aireación, control de humedad y temperatura, lo que acelera la descomposición de los desechos orgánicos y facilita su transformación en un abono rico en nutrientes.
A diferencia del compostaje tradicional, este sistema no requiere grandes espacios ni infraestructura, y puede implementarse rápidamente en hogares y comunidades.
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Entre los principales beneficios de este modelo se encuentran la reducción de malos olores, la disminución de la presencia de insectos, el aprovechamiento de hasta el 60% de los residuos orgánicos generados en casa o en pequeños negocios, y la producción de un compost de alta calidad que mejora la fertilidad del suelo.
Además, esta práctica reduce significativamente la cantidad de basura que se envía a los rellenos sanitarios, lo cual prolonga su vida útil y disminuye los costos operativos del servicio de aseo, un gasto considerable para muchas administraciones locales.
Colombia produce aproximadamente 24,8 millones de toneladas de residuos sólidos al año, según cifras del Dane. Más del 50% de estos residuos son orgánicos, compuestos principalmente por restos de comida y material vegetal.
Si no se gestionan adecuadamente, terminan descomponiéndose en los rellenos sanitarios, generando metano —un gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento global 30 veces mayor que el dióxido de carbono— y lixiviados que contaminan suelos y fuentes hídricas, afectando ecosistemas y comunidades cercanas.
Las campañas se inician con un diagnóstico del territorio y una convocatoria abierta a la ciudadanía. Las familias seleccionadas reciben talleres de educación ambiental y kits de compostaje giratorio.
Posteriormente, cuentan con acompañamiento técnico continuo, tanto virtual como presencial, para asegurar la sostenibilidad del proceso. Como resultado, muchas de ellas han reducido la frecuencia con la que sacan basura, pasando de hacerlo hasta cuatro veces por semana a solo una o dos veces al mes.
Estas acciones están alineadas con seis Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre ellos: hambre cero, agua limpia y saneamiento, ciudades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima y vida de ecosistemas terrestres.
Además, promueven el cultivo de huertas caseras sin agroquímicos, fortaleciendo la seguridad alimentaria y los hábitos sostenibles en las comunidades.
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En un contexto en el que la Superintendencia de Servicios Públicos ha advertido sobre la inminente saturación de muchos rellenos sanitarios del país, estas experiencias de compostaje giratorio se perfilan como una alternativa viable y replicable.
Las autoridades locales y organizaciones ambientales esperan que más municipios se sumen a esta estrategia, que combina participación ciudadana, educación ambiental y gestión responsable de residuos.
Fuente: Sistema Integrado de Información
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