Urabá vivió alegría triple con Catherine

Cada uno de los saltos de Catherine Ibargüen en la prueba de salto triple, en los Olímpicos de Londres, fueron como una montaña rusa para sus familiares, amigos y vecinos, quienes en la marcha de arranque de la atleta contenían el aliento para luego alzar las mano y gritar de alegría con cada caída. En su último intento, su tía Luz Mery Ibargüen, aturdida por el calor, el bullicio y la adrenalina, sintió más cerca que nunca la presea dorada. Desde muy temprano una comitiva de niños y jóvenes encabezada por el sobrino de Catherine, Neider Guzmán, salió del barrio Obrero, en Apartadó, Urabà antioqueño. Adornaron con bombas, mensajes de aliento las paredes de la humilde casa de Catherine Ibargüen y fabricaron banderas de Colombia en papel, que luego volaron por los aires en el sexto salto cuando la atleta antioqueña alcanzó los 14 metros con 80 centímetros. Más de 100 personas se congregaron en la esquina de la calle 102 con 96 para ver la prueba. Unos se mordían las uñas, otros empuñaban las banderas y otros se tocaban la cabeza, pero la abuela de Catherine, Ayola Rivas Rivas, no despegó su rostro del televisor, como si en el mundo solo existiera ella y su nieta. Al ganar la presea de plata, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus labios de agradecimientos. Los pitos, los aplausos y los gritos invadieron las casas vecinas y recorrieron todo el pueblo con una caravana de carros y motos, en la que hondeaban orgullosos la bandera tricolor, que ahora estaba en lo alto de los olímpicos de la mano de la atleta antioqueña. A pesar de la dura competencia, una vez más la reina del salto triple, como es conocida en Apartadó, llenó de alegría y orgullo el corazón de su familia, que la esperan con su plato favorito el pescado y el arroz con coco. Siga las noticias de RCN Radio en WhatsappSiga las noticias de RCN Radio en Google News