"Estamos buscando la belleza aun en lo feo, aun en lo doloroso, aun en lo prosaico": Piedad Bonnett
Entre las antologías poéticas que ha compilado se encuentra el sugestivo título de "Los privilegios del olvido".
Por:
José Luis García
La escritora colombiana Piedad Bonnett
Foto: Colprensa
La ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana Piedad Bonnett la tiene clara a la luz de los tiempos contemporáneos. Al contrario de lo que quizás pensaba Platón hace unos cuantos siglos, "yo pienso que un poeta contemporáneo tiene cierta reticencia con usar la palabra verdad porque se sabe que la verdad es muy relativa, no, y la poesía tiene siempre un tono subjetivo. De manera que yo creo que estamos buscando la belleza aun en lo feo, aun en lo doloroso, aun en lo prosaico, más que la verdad. La verdad es de otra naturaleza. La mirada crea una verdad que el poeta nos esta diciendo y allá el lector dirá si esa también es su verdad".
Licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes y con una maestría en Teoría del Arte y la Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, Bonnett ha sido ganadora de varios premios nacionales e internacionales en su dilatada producción literaria, integrada fundamentalmente por ocho libros de poemas, varias antologías y seis novelas. Además, un dramático y bellamente conmovedor libro testimonial sobre la muerte de su hijo, "Lo que no tiene nombre", incluido en 2016 por "Babelia", el emblemático suplemento cultural de "El País" de España, entre los 100 mejores de los últimos 25 años. También un libro de carácter autobiográfico, "La mujer incierta".
Entre las antologías poéticas que ha compilado se encuentra el sugestivo título de "Los privilegios del olvido", publicado en el 2008 e integrado por poemas de los libros "Tretas del débil", "Todos los amantes son guerreros", "Este animal triste", "El hilo de los días", "Nadie en casa" y "De círculo y ceniza". Esta muy personal antología, que sirvió también como leitmotiv para el diálogo con RCN Clásica, fue reeditada recientemente por el Fondo de Cultura Económica.
"Yo hice esa antología: es una antología personal y tiene una cosa sui géneris, particular, y es que yo hice la antología no como habitualmente se hace, que es en un orden cronológico, de los primeros poemas a los últimos, sino a la inversa, a partir del último libro que había escrito para ese entonces", nos cuenta.
"En una antología lo que la gente va viendo es un transcurrir. En el caso del orden que yo les di aquí, entonces empieza el lector por la voz madura del poeta y va yéndose hacia el origen. Y yo creo que es una manera de leer muy refrescante y que le puede permitir también ver cómo, a lo largo del tiempo, han perdurado unas obsesiones, sí. Los énfasis han estado puesto en los mismos temas porque un escritor es alguien que trabaja recurrentemente, no, los temas que le tocan el alma (...). No es lo mismo escribir a los cincuenta años que escribir a los veinte", complementa.
Obsesiones poéticas y vitales
Esos temas y obsesiones poéticas y vitales que acompañan a Piedad Bonnett en la antología "Los privilegios del olvido" y a lo largo de su dedicado, extenso y expresivo viaje por el mundo de la literatura se podrían sintetizar en asuntos que eso sí no olvida y que tienen relación con la familia, el amor, el erotismo, el desamor, la violencia, la ciudad, la muerte, el miedo, el dolor, la tristeza, la soledad, la infancia y una cosmovisión existencialista.
La encomiable intertextualidad que ha enriquecido y que a ratos -no siempre- se puede apreciar en su obra literaria surge de las numerosas lecturas e influencias que la poeta reconoce. "Pues la lista es larga, José Luis, pero sí tengo como unos hitos muy importantes. Muy joven, César Vallejo; Pablo Neruda en su libro 'Residencia en la tierra' también me reveló como otras maneras de hacer poesía; Bécquer, cuando era muy niña, o sea a los 13 o 14 años; Baudelaire cuando estaba en la universidad -lo leíamos en francés- porque me hizo ver la poesía más moderna, digamos la que aparece a mediados del siglo XIX que tiene que ver mucho con la ciudad, con las multitudes, con la gente en la calle de ese país, que el retrató en 'El spleen de París'".
Como la lista es larga, continúa: "Y más adelante, pues, hubo un poeta que me impactó mucho, que es Eliseo Diego, el poeta cubano que tiene un mundo familiar muy semejante al mío y que me inspiró a mí el libro 'El hilo de los días', con el que me gané el Premio Nacional. Después hay otros como Juan Gelman. Algunas mujeres como Rosario Castellanos, como Olga Orozco, pero mi gran influencia, aunque creo que no se nota nada en la manera como yo escribo -es que las influencias a veces son así: son como de espíritu, no de forma-, es Blanca Varela, no. Blanca Varela fue para mí una revelación extraordinaria hace unos veinte años. Y también Wislawa Szymborska, la escritora polaca que se ganó el Premio Nobel".
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Sobre el eventual poder terapéutico, de curación o de sanación de la literatura y del proceso de escritura tiene también una opinión muy personal. "No es que uno escriba para curarse. Esto no es exactamente así, pero sí para tramitar las cosas dolorosas que le pasan. Y es que la palabra tiene un poder muy grande de distanciar, no, y de hacernos ver, digamos, con una objetividad o, por lo menos, de poner ahí unas emociones y convertirlas en palabras, en lenguaje, y eso creo que es un poder sanador que tiene la literatura".
Como colofón de este revelador, enriquecedor y poético diálogo con RCN Clásica, Piedad Bonnett, que siempre se mostró afable y generosa con su tiempo y sus ideas, sus palabras y recuerdos, pese a la afección respitaroria que la aquejaba, nos dejó una primicia informativa y editorial. "Va a salir ahora, dentro de muy poco, un libro de poemas con Visor en España que se llama 'Los hombres de mi vida', que vengo escribiendo hace muchos años pero que es muy chiquitico: tiene 33 poemas, más o menos, o 34". Y, como si fuera poco, también nos desveló que está escribiendo otro libro de poemas que le tomará unos dos años y que está produciendo un ensayo sobre las dolorosas secuelas que le dejó el covid-19 que azotó con tanta saña a la humanidad.
Fuente: Sistema Integrado de Información
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