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La frase de Rulfo en la que Gabriel García Márquez se inspiró para el inicio de 'Cien años de soledad'

Para Gabriel García Márquez, la obra de Juan Rulfo le ayudó a encontrar "el camino que buscaba" para seguir escribiendo.

Por:

Gustavo Gómez Martínez
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Álvaro Mutis (izquierda) fue quien introdujo a Gabriel García Márquez a la obra de Juan Rulfo

Álvaro Mutis (izquierda) fue quien introdujo a Gabriel García Márquez a la obra de Juan Rulfo

Foto: AFP

Gabriel García Márquez tenía 34 años cuando vivía en México. Para esa época ya había escrito cuatro libros, de los que solo había publicado uno, ‘La hojarasca’. Las novelas ‘El coronel no tiene quien le escriba’, ‘La mala hora’ y el libro de cuentos ‘Los funerales de la mama grande’ eran los otros tres.

Como él mismo lo contaría años después, se "sentía metido en un callejón sin salida" después de haberlos escrito, “y estaba buscando por todos lados una brecha para escapar”. Además, "no concebía un modo convincente y poético" de escribir los libros que aún le faltaban por escribir.

Hasta que su amigo Álvaro Mutis llegó a su casa un día y le hizo un regalo que acompañó con esta frase: "Lea esa vaina, carajo, para que aprenda". El regalo era la novela ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, escritor del que García Márquez no había oído hablar en ese momento.

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“Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura; nunca, desde la noche tremenda en que leí ‘La metamorfosis’ de Kafka, en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá, casi 10 años atrás, había sufrido una conmoción semejante”, relató García Márquez en un texto escrito en 1980.

Al día siguiente leyó los cuentos de ‘El llano en llamas’, “y el asombro permaneció intacto”. Tal fue su asombro y obsesión con la obra de Juan Rulfo, que se aprendió de memoria ‘Pedro Páramo’: “(...) podía recitar el libro completo al derecho y al revés sin una falla apreciable, y podía decir en qué página de mi edición se encontraba cada episodio, y no había un solo rasgo del carácter de un personaje que no conociera a fondo”.

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La frase de 'Pedro Páramo' que inspiró a Gabriel García Márquez

Los guiños a otras obras son muy comunes en escritores y cineastas (García Márquez también escribió guiones de cine y fue una de las razones para radicarse en México). Por ejemplo, basta ver las películas de ‘spaghetti western’ de Sergio Leone para notar la influencia en Quentin Tarantino, por nombrar el caso de un director famoso.

Un guiño no se puede considerar un plagio. Más bien, es un homenaje a los grandes autores que precedieron. A partir de esas lecturas del pasado se construyen historias nuevas. Es lo que pasa en todo proceso creativo.

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Muchos se saben de memoria el gran inicio de ‘Cien años de soledad’ (1967): “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Lo que pocos saben es que esas palabras se inspiraron en las siguientes de ‘Pedro Páramo’: “El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir. Fue la noche en que murió Miguel Páramo”.

El condicional simple que Rulfo usó en esa frase (“se acordaría”), seguramente, fue una gran fuente de inspiración para la forma en que García Márquez concibió el tiempo para ‘Cien años de soledad’, con una narración en espiral que salta entre pasado, presente y futuro, como se ve en el memorable inicio.

“En ‘Pedro Páramo’, donde es imposible establecer de un modo definitivo dónde está la línea de demarcación entre los muertos y los vivos, las precisiones son todavía más quiméricas. Nadie puede saber, en realidad, cuánto duran los años de la muerte”, decía Gabriel García Márquez.

Fuente: Sistema Integrado Digital

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En este artículo:

Gabriel García MárquezJuan RulfoCien años de soledadPedro Páramo
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