Por: RCN Radio y AFP
La Universidad de Estocolmo ha preparado una sustancia a base de remolacha que se hace pasar por sangre para crear despiste a los mosquitos.
Así mismo, están trabajando en una vacuna para frenar la malaria, que ha dejado más de 63.000 muertos en todo el mundo.
A una temperatura de 27 ºC, jaulas creadas con medias de mujer contienen colonias de mosquitos. Y en recipientes llenos de agua se ven larvas de estos insectos.
Emami alimenta cada día a estas criaturas y bromea que es como tener una mascota. Pero a diferencia de los animales de compañía, los mosquitos son engañados para que beban esta sustancia.
Ni siquiera tiene que ser sangre: en el laboratorio ofrecen a los mosquitos jugo de remolacha, y al añadir una cantidad mínima de toxinas combinadas con la molécula, los mosquitos se la comen y mueren.
El objetivo también es usar compuestos inofensivos, respetuosos con el medioambiente y fáciles de conseguir.
Además, los plaguicidas son cada vez menos eficaces: entre 2010 y 2019, 78 países informaron a la OMS de que los mosquitos eran resistentes al menos a uno de los cuatro insecticidas más comunes.