Descubren en el exterior de la Tierra un antiguo monstruo espacial: un hallazgo sin precedentes
El universo primitivo sigue revelando sus misterios, y uno de los más recientes ha dejado asombrada a la comunidad científica.
Por:
Cristian Serrano
Ilustración de un monstruo espacial.
Foto: Creada con la IA de Grok
Astrónomos han identificado un chorro de radio de 200.000 años luz de ancho, formado cuando el cosmos tenía menos del 10 % de su edad actual.
Este fenómeno, detectado gracias a los telescopios Gemini Norte y Hubble, proporciona una oportunidad invaluable para comprender cómo los agujeros negros supermasivos generan enormes cantidades de energía y cómo influyen en la evolución de las galaxias.
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¿Qué hace tan especial a este chorro de radio?
El chorro, denominado J1601+3102, se destaca por tener un tamaño excepcional y un origen en una época extremadamente temprana del universo. Sus dos lóbulos se extienden desde un punto central y abarcan una distancia que duplica el tamaño de la Vía Láctea. En el núcleo de este fenómeno se encuentra un cuásar, un núcleo galáctico activo (AGN) que alberga un agujero negro supermasivo en su centro.
Este tipo de estructuras no son inusuales en el universo moderno, pero observar una de tales dimensiones en una época tan temprana es un hallazgo sin precedentes. Según la investigadora principal del estudio, Anniek Gloudemans, del NOIRLab de la Fundación Nacional de Ciencias, la detección de estos cuásares con chorros potentes en el universo temprano es crucial para comprender su papel en la evolución cósmica.
Chorro de radio en el universo primitivo descubierto por científicos
Noirlab
Un fenómeno inesperado
Los análisis indican que este chorro se formó cuando el universo tenía menos de 1.200 millones de años, una fracción de los 13.800 millones de años que se le calculan actualmente. Tradicionalmente, se ha asumido que estructuras de este tipo requerirían agujeros negros extremadamente masivos, pero en este caso no parece ser así.
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"Curiosamente, el cuásar que alimenta este gigantesco chorro de radio no tiene una masa de agujero negro extrema en comparación con otros cuásares", señaló Gloudemans. Este dato sugiere que no es imprescindible un agujero negro de gran tamaño o una tasa de acreción elevada para generar chorros de estas dimensiones, lo que desafía las teorías previas sobre la formación de estos eventos en el universo temprano.
¿Qué implicaciones tiene este descubrimiento?
El hallazgo de J1601+3102 genera nuevas preguntas sobre qué otros factores pueden influir en la formación de estos chorros de radio. Se desconoce por qué este agujero negro en particular pudo producir una estructura de tales proporciones, mientras que otros con características similares no lo hacen. Además, los científicos consideran que los chorros de este tamaño son raros en el universo temprano, lo que podría indicar que las condiciones que permitieron su formación eran inusuales.
Dado que este chorro se encuentra a una distancia extremadamente lejana, su estudio ha requerido la combinación de datos obtenidos mediante telescopios terrestres y espaciales. La potencia de instrumentos como Gemini Norte y Hubble ha sido clave para analizar su estructura y características.
"Es solo porque este objeto es tan extremo que podemos observarlo desde la Tierra, a pesar de que está muy lejos", explicó Gloudemans. "Este descubrimiento demuestra lo que se puede lograr cuando se combinan múltiples telescopios operando en diferentes longitudes de onda".
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Futuras investigaciones y el camino por recorrer
Este hallazgo representa solo el inicio de una serie de estudios que buscan responder cómo y cuándo se formaron los primeros chorros de radio. Los astrónomos planean utilizar nuevas herramientas, como el Telescopio Espacial James Webb y el radiotelescopio ALMA, para obtener más información sobre estos fenómenos en el universo primitivo.
La investigación ha sido publicada en la revista científica The Astrophysical Journal Letters, y se espera que sus resultados impulsen nuevas teorías sobre la evolución de los agujeros negros y las galaxias en el universo temprano.
Este descubrimiento no solo amplía nuestro conocimiento sobre la historia cósmica, sino que también plantea interrogantes sobre las condiciones que permitieron la formación de estas colosales estructuras. A medida que se desarrollen nuevas investigaciones, la astronomía seguirá revelando los secretos del cosmos y desafiando lo que hasta ahora se creía sobre el universo primitivo.
Fuente: Sistema Integrado Digital
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