James Webb capta imagen inédita de una estrella moribunda con una forma nunca antes vista

Una nueva observación de la nebulosa NGC 1514 expuso detalles que hasta ahora eran invisibles para la humanidad.

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La nebulosa NGC 1514

La nebulosa NGC 1514 revela detalles hasta ahora visibles gracias al telescopio James Webb y su visión infrarroja.

Foto: NASA, ESA, CSA, STScI, Michael Ressler (NASA-JPL), Dave Jones (IAC))

El Telescopio Espacial James Webb ha logrado captar, con una claridad nunca antes lograda, un evento en el espacio exterior que ha estado evolucionando durante al menos 4.000 años. Se trata de un fenómeno que abre a nuevas posibilidades para la comprensión humana de lo que ocurre en el cosmos.

El equipo encargado de realizar observaciones espaciales con Webb logró un gran hallazgo en la nebulosa planetaria NGC 1514, revelando estructuras de gas y polvo tan complejas que, hasta ahora, habían permanecido ocultas incluso para otros telescopios que poseen tecnología avanzada.

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La imagen más detallada jamás obtenida de NGC 1514

Gracias al instrumento MIRI (Mid-Infrared Instrument), el telescopio fue capaz de captar una escena que cuestiona lo que antes se creía posible. Este dispositivo, especializado en luz infrarroja media, pudo identificar anillos de polvo intrincadamente organizados, agujeros en la región central de la nebulosa y patrones que dejan en evidencia una interacción estelar intensa y continua.

El telescopio detectó que en el centro de la nebulosa hay un sistema estelar binario, pues dos estrellas están sumamente cerca. De hecho, desde la nuestra perspectiva, parece que las estrellas están fundiéndose en una sola. Lo más sorprendente de este fenómeno es que dichas estrellas orbitan entre sí en un ciclo que se completa cada nueve años.

No obstante, la interacción entre ambas estrellas no ha sido violenta, sino que además ha generado un escenario con formas poco comunes. De acuerdo con David Jones, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, la gravedad compartida entre ambos soles y los vientos estelares han permitido generar una forma que es muy similar a un reloj de arena, aunque con los extremos recortados y girados, como si el gas se estuviera derramando desde una inclinación de 60 grados.

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Antes del James Webb, observar estos detalles era sencillamente imposible. Las imágenes obtenidas por el antiguo telescopio WISE tan solo ofrecían una vista general, pero la diferencia con la nitidez de Webb es tan grande que algunos astrónomos comparan esta revelación con haberse quitado una venda de los ojos en plena luz del día.

Comparativa de la nebulosa planetaria NGC 1514 captada por el telescopio James Weeb y el telescopio Wise.

(NASA, ESA, CSA, STScI, NASA-JPL, Caltech, UCLA, Michael Ressler (NASA-JPL), Dave Jones (IAC))

Una nebulosa en evolución continua

Aunque el espectáculo recién ahora puede observarse con claridad, su formación ha estado en marcha desde hace milenios. El proceso se inició cuando una de las estrellas se expandió, expulsando capas de gas y polvo a través de un viento estelar denso y lento.

En ese momento crítico de pérdida de masa, su estrella compañera se acercó aún más y ese movimiento permitió la formación de los anillos que ahora pueden observarse con el telescopio Webb. No obstante, estos anillos no son uniformes, puesto que se iluminan de manera desigual y presentan zonas difusas o texturizadas, principalmente hacia la parte inferior izquierda y superior derecha de la imagen.

De hecho, los granos de polvo detectados por el Webb no brillan por sí solos. En realidad, lo hacen cuando reciben la luz ultravioleta de una enana blanca, una de las estrellas centrales del sistema. 

Esa radiación los calienta ligeramente, pero lo necesario para que el telescopio Webb pueda identificarlos en el espectro infrarrojo medio, algo que ningún otro telescopio había logrado con tal nivel de detalle.

Gracias a esta observación se ha abierto una nueva puerta a un escenario que permite comprender mejor cómo mueren las estrellas y de qué manera dicho evento cósmico puede moldear el espacio a su alrededor. 

Fuente: Sistema Integrado Digital

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